sábado, 29 de octubre de 2011
NATALIA VIANA
Los sueños siempre empiezan a morirse
por los pies que no quieren ya llevarlos
-Pedro Salinas-
Por las manos que se cansaron de asirlos,
por los labios que no quieren ya besarlos.
Los sueños empiezan a morirse
cuando el corazón, un día,
deja de escucharlos.
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