Elegía a Claudia
Te fuiste,
silenciosa y gris
como las mañanas de invierno
y las nubes abrazaron mis lágrimas
con su llanto.
Te marchaste
al atardecer,
como ella,
como él,
a formar parte de mis ausencias.
Me dijiste adios
y la losa que me cubre
se hizo más pesada
más doliente.
Te fuiste
y las huellas que señalaban
la palabra amistad
se borraron.
Te fuiste, querida amiga,
y el luto cubre hoy mis letras
mi vida.